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Técnicas de escritura para hacer discursos eficaces

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Los discursos no se limitan solo a las ceremonias solemnes, sino que en cualquier circunstancia puedes encontrarte en la tesitura de tener que pronunciar unas palabras en público. En el ámbito empresarial normalmente es una función que desempeñan los altos directivos, pero en ocasiones estos delegan esta función en su departamento de comunicación.

Enfrentarse a un discurso no es una tarea sencilla, sobre todo, si no lo haces con cierta frecuencia, ya sabes: la experiencia es un grado. Quedarnos en blanco durante la intervención o llegar a resultar aburridos son dos muros que tenemos que aprender a sortear.

Qué es un discurso

Antes de abordar las técnicas para redactar discursos eficaces hay que saber distinguir correctamente qué es un discurso. El discurso puede definirse como la presentación de ideas ordenadas, que tienen como finalidad informar o convencer al auditorio.

La esencia del discurso reside en su brevedad, especialmente en los discursos protocolarios, los cuales no deben exceder de los 5 minutos, como indica el experto en comunicación política Luis Arroyo, en su libro (muy recomendado, por cierto) Los cien errores en la comunicación de las organizaciones. 

Además, tiene que ser un discurso claro y entendible por el auditorio al que va dirigido.

El discurso de Lincoln, el más breve y famoso

No podemos hablar de discursos sin traer a la palestra el más famoso y breve (apenas alcanzaba las 300 palabras): el discurso de Gettysburg, que pronunció el presidente Abraham Lincoln el 19 de noviembre de 1863, justo cuatro meses y medio después de que se pusiera fin a la contienda más sangrienta de la Guerra Civil Estadounidense. Ante 15.000 personas, Lincoln acudió a Gettysburg para inaugurar el Cementerio Militar Nacional y conmemorar a todos aquellos  que lucharon por la libertad y, sobre todo, fomentar la unión. Lo más curioso del acto fue que Lincoln en esta ocasión participó como un actor secundario, ya que el protagonista inicial era Eduard Everett con un discurso de dos horas. Tras él llegaron cuatro discursos más, hasta llegar a Lincoln, que era el encargado de realizar una dedicatoria.

Hace ochenta y siete años nuestros padres crearon en este continente una nueva nación, concebida bajo el signo de la libertad y consagrada a la premisa de que todos los hombres nacen iguales.

Hoy nos hallamos embarcados en una vasta guerra civil que pone a prueba la capacidad de esta nación, o de cualquier otra así concebida y así dedicada, para subsistir por largo tiempo. Nos hemos reunido en el escenario donde se libró una de las grandes batallas de esta guerra. Vinimos a consagrar parte de este campo de batalla al reposo final de quienes han entregado su vida por la nación. Es plenamente adecuado y justo que así lo hagamos.

Sin embargo, en un sentido más amplio, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos glorificar este suelo. Los valientes hombres que aquí combatieron, vivos y muertos, lo han consagrado muy por encima de nuestro escaso poder de sumar o restar méritos. El mundo apenas advertirá, y no recordará por mucho tiempo lo que aquí se diga, más no olvidará jamás lo que ellos han hecho.

Nos corresponde a los que estamos vivos, en cambio, completar la obra inconclusa que tan noblemente han adelantado aquellos que aquí combatieron.

Nos corresponde ocuparnos de la gran tarea que nos aguarda: inspirarnos en estos venerados muertos para aumentar nuestra devoción por la causa a la cual ellos ofrendaron todo su fervor; declarar aquí solemnemente que quienes han perecido no lo han hecho en vano; que esta nación, bajo la guía de Dios, vea renacer la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra.

Habilidades de un escritor de discursos

En ocasiones —muchas más de lo que te imaginas—, los discursos no los escribe la persona que lo pronuncia. El principal riesgo que se corre es que el estilo utilizado no encaje para nada en la personalidad del orador. Por ello, los discursos los hacen los llamados speechwriter (escritores de discursos), que conocen al dedillo la personalidad y estilo del orador; así como el tema que se va a tratar en el discurso.

Estos escritores de discursos tienen que tener una serie de habilidades:

  • Obviamente tienen que tener una gran capacidad para escribir discursos de todo tipo y dirigido a todos los públicos.
  • Entenderse a la perfección con el orador, para conocer cómo es su forma de ser y de expresarse.
  • Debe tener cultura general porque le llegará discursos de todo tipo, y normalmente el tiempo del que dispone para su redacción no suele ser muy prolongado.
  • Capacidad de respuesta rápida para poder realizar cambios de última hora, motivados por acontecimientos imprevistos.
  • Tiene que tener capacidad para asumir su anonimato y para aceptar los comentarios o críticas que el orador haga.
  • Tener conocimientos de inteligencia emocional es esencial, ya que todo discurso lleva una parte de emoción.

Cómo es el público al que nos dirigimos

Para que el discurso sea eficaz hay que conocer previamente el escenario, para saber cómo nos vamos a mover, y el público al que nos vamos a dirigir. De esta manera podremos adecuar tanto el lenguaje verbal como el no verbal.

El Modelo VAK

Quizás en alguna ocasión has oído hablar del modelo VAK —visual, auditivo y kinestésico—. Se trata de un aprendizaje basado en lo visual (auditorio que aprende a través del estímulo visual), auditivo (auditorio que aprende a través del estímulo auditivo) y kinestésico (auditorio que aprende a través de los sentidos, tacto, gusto y olfato, y a través de las experiencias y emociones). Todos tenemos más desarrollado un modelo de aprendizaje que otro, y si sabemos detectarlo conseguiremos la atención del receptor.

Para entenderlo mejor ponemos un ejemplo: en un auditorio donde predominan los auditivos, en el lenguaje es esencial el tono como se pronuncian las palabras, (a estas personas les gusta escuchar); paraverbal (se habla de una manera  armónica, respetando los silencios); la postura relajada y las manos apenas se mueven; gustos y costumbres (tocar un instrumento)

En un auditorio donde predominan los visuales, en el lenguaje se recomienda incluir metáforas visuales; paraverbal (tono alto y rápido); la postura recta y el movimiento de la mano es constante, en forma circular. Los gustos y costumbres están relacionados con los instrumentos.

Por último, si en el auditorio predominan los kinestésicos, el lenguaje se centra en transmitir emociones y sensaciones; paraverbal (el tono de voz es bajo y lento); la postura se representa con los hombros hacia delante y relajados. En cuanto a los movimientos de la mano,  esta se lleva al corazón. El deporte forma parte de los gustos y costumbres de los kinestésicos.

Pasos para hacer un discurso

Para hacer un discurso hay que tener en cuenta una serie de aspectos. Lo primero y más importante es que conozcas a la perfección a la persona que pronunciará el discurso. Es importante meterse en su piel para conocer su forma de expresarse. Si un discurso no está hecho a la medida, el auditorio lo notará.

  1. Definir de manera clara lo que se quiere decir.
  2. Definir el público que va a estar presente en la intervención.
  3. Conocer el escenario, el día y la hora en la que se pronunciará el discurso.
  4. Investigar de dónde se obtendrá la información: de las experiencias, internet, medios de comunicación, etc.

El uso correcto de datos en los discursos

En los discursos es frecuente acompañar al lenguaje con datos estadísticos, citas, anécdotas…; pero es importante utilizarlas correctamente:

  • Uso de datos: no hay que caer en el error de llenar el discurso con datos económicos, es preferible usar estadísticas comprensibles. Hay que seleccionar las cifras más importantes, redondear y hacerlas visuales, por ejemplo, según ante qué tipo de audiencia, en lugar de hablar de cinco hectáreas, indicar que equivale a cinco campos de fútbol.
  • Uso de citas y frases célebres: hay que utilizar citas de varias personas (no todas del mismo), acortarlas si son largas y usar nombres que se pronuncien bien.
  • Uso de definiciones: a la hora de definir un concepto hay que utilizar palabras sencillas.
  • Uso de anécdotas: las historias y anécdotas son una buena herramienta para captar la atención y conseguir que el auditorio retenga el mensaje.

Por último, pero no menos importante, es esencial que una vez escrito el discurso hay que releerlo varias veces en voz alta para controlar la entonación. Recuerda que el éxito de un discurso depende en gran medida del que lo pronuncia.

Si necesitas ayuda con tu discurso, una agencia de comunicación como Ubiqual puede echarte una mano.

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